domingo, 23 de mayo de 2010

CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE SEBASTIAN PIÑERA

Ciudadano
Excelentísimo Presidente Constitucional de la República de Chile
Dr. Sebastián Piñera Echenique
Su Despacho.-


Por medio de la presente, tengo el honor de dirigirme a Usted, con todo el respeto que se merece, en mi condición de ciudadano latinoamericano y defensor de la democracia y la libertad; a fin de solicitarle con humildad que la República de Chile reconozca formalmente al legítimo y constitucional gobierno de la República de Honduras presidido por el Lic. Porfirio Lobo Sosa.

Es el caso, que el anterior gobierno de Chile, presidido por la señora Michelle Bachelet, uniéndose al coro de voces del socialismo del siglo XXI, condenó los sucesos ocurridos en Honduras a partir del 28 de junio de 2009 y no reconoció al Presidente electo en un proceso electoral transparente y masivo que se realizó el 29 de noviembre de 2009.

En este sentido, se trató de una elección general donde participaron todos los partidos políticos que hacen vida legal en HONDURAS, que fue dirigida por un órgano electoral independiente y autónomo como lo es el Tribunal Supremo Electoral, que fue convocada de conformidad con lo dispuesto en la Constitución Nacional y leyes del país, con la participación de votantes más alta de la historia catracha; y que contó con la presencia de muchos observadores internacionales.

Ahora bien, un pequeño grupo de países subordinados a los dictámenes del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, quien ejerce la presidencia de la República de Venezuela, pretenden mantener aislada a Honduras del concierto internacional de naciones, causándole un gran daño al pueblo hondureño, al no poder beneficiarse de los créditos y ayudas que brindan organismos mundiales.

Esta actitud de ese grupo de naciones irrespeta el orden jurídico internacional y atenta contra la soberanía y libertad de la República de Honduras, la cual tiene derecho a vivir en paz, democracia y libertad y a no adoptar un modelo político y económico que ha traído hambre, más pobreza, desempleo, violaciones a los derechos humanos, persecuciones a la disidencia política, cierre de medios de comunicación, destrucción del aparato productivo nacional, odios y divisiones de clases, eliminación de la propiedad privada y de la seguridad jurídica y alianzas con fuerzas oscuras y peligrosas.

Honduras debe estar presente en todos los foros y cumbres mundiales, se lo ha ganado y nadie tiene el derecho de negarle mezquinamente esta posibilidad; ya que es un país libre, soberano e independiente.

Presidente Piñera, usted es un hombre de leyes y defensor de la democracia. Usted ha dado discursos en contra del sistema de gobierno que impera en Venezuela y en atención a ello le ruego, reconozca al gobierno legítimo de Honduras, porque de lo contrario le estaría haciendo el juego al Teniente Coronel Chávez y a su ideología denominada socialismo del siglo XXI, con la cual fue complaciente, a través del silencio, el gobierno de la señora Bachelet.

Por favor demuestre que usted es diferente y que defiende los principios democráticos y la libertad de los pueblos. Reconocer a Honduras, es un gran paso y un testimonio contundente de su gallardía.

Ya Colombia y Perú, hicieron su parte como naciones democráticas sudamericanas. Ahora falta Chile, y todos tenemos fe en que usted hará lo correcto.

Estoy seguro que este noble gesto será recibido con beneplácito y alegría por todo el noble pueblo hondureño, pero sobre todo por los más pobres y necesitados.

Le hago un llamado a su corazón y a su conciencia, haga justicia y ayude a Honduras para que logre normalizar sus relaciones internacionales y con eso estará defendiendo la democracia y la libertad.

Sin más a que hacer referencia, deseándole éxito en su gestión de gobierno, me suscribo de Usted.


Atentamente;


Dr. Álvaro F. Albornoz P.
Ciudadano Latinoamericano

martes, 4 de mayo de 2010

Pillaje, saqueo y rapiña como forma de pago político.

Lic. Federico Álvarez


Se cree que fue el farahón Ramses II, en el año 1500 a . de C, el primero en institucionalizar el saqueo como forma de pago en la victoria, a los 18.000 mercenarios que usaba en sus batallas con países vecinos.

Y si bien esta forma de remuneración a las tropas no quedó totalmente abolida sino hasta el año 1949 con la Convención de Ginebra, nuestros partidos políticos lo siguen usando hoy para sus batallas electorales. A sus mercenarios se les llama “activistas” y el premio por su esfuerzo durante la campaña, es la rapiña de la hacienda pública al llegar al poder.

Este pillaje ocurre con estricta regularidad cada cuatro años y es más o menos aceptado por todos nosotros como algo normal, sin reparar en sus graves consecuencias. Y si la situación económica del Estado no permite satisfacer las ansias de depredación de todos estos mercenarios, vemos airadas protestas en calles y plazas, con el más descarado apoyo de los políticos de su partido.

Sin embargo, la abolición de esta práctica semisalvaje es requisito esencial para reducir drásticamente la corrupción y lograr el desarrollo económico de cualquier país.

Nueva Zelanda declara, sin recelo, el haber eliminado la corrupción en 1912, cuando estableció un ejemplar Servicio Público permanente, independiente, profesional y bien pagado. Con ello, logró una reducción del gasto público de cerca del 30% del PIB, alcanzó el desarrollo económico y es hoy uno de los países con mejor calidad de vida del planeta. De hecho no hay país desarrollado que no haya institucionalizado el Servicio Civil.

En los Estados Unidos, después de muchos años de corrupción con un sistema como el nuestro, - que en ese país se llamaba el “spoil system”-, se aprobó en 1883 el “Pendleton Civil Service Reform Act” que dio inicio a un servicio civil de carrera cuyo valor central es el mérito: Los empleados de gobierno se contratan, se promueven, se remuneran y se despiden exclusivamente en base al mérito, es decir, en base a su capacidad para desempeñar su trabajo.

El elemento más importante de un buen sistema de servicio civil es su separación de la política. Los servidores públicos aseguran la continuidad y competencia de la administración pública sin pensar en partidos políticos o resultados electorales. Se trata entonces de hacer del gobierno un empleador de excelencia, de los mejores y más brillantes profesionales, a fin de contar con una fuerza laboral calificada, ágil y de alto desempeño. Con salarios acordes a su capacidad, que normalmente estarán por encima de los salarios que paga el sector privado.

Se requiere además de la creación de una oficina de administración del servicio civil con funciones de supervisión y auditoría, que obligue a los empleados públicos a rendir cuentas del cumplimiento de su deber.

Si nuestro gobierno aceptara sugerencias y quisiera realmente dejar una huella profunda en nuestra historia, bastaría con que hiciera esta reforma en Honduras, convirtiendo nuestra Ley del Servicio Civil, aprobada en 1968, de un elemento de adorno, en una realidad.

Poner fin al saqueo, al pillaje y a la rapiña como forma de pago político en Honduras sería, sin duda, una iniciativa que le ganaría el respeto y el reconocimiento de la comunidad internacional que tanto anhela, recibiría el apoyo pleno del FMI y cambiaría con ello el futuro de nuestro país.